¿Nueva masculinidad o Neomachismo?: la tendencia en el debate público

La reciente polémica que causó un video del jugador de futbol Javier “Chicharito” Hernández, en el que opina sobre los roles de género, aunado al discurso de figuras como el Temach y Eduardo Verástegui, catalogados como conservadores y machistas, se coloca en el centro del debate público reafirmando la pregunta: ¿se está creando una nueva masculinidad o Neomachismo?

Este debate aumentó cuando la presidenta de México, Claudia Sheimbaum, hizo referencia a estas declaraciones al decir: “tiene mucho que aprender” sobre las mujeres, destacando que tiene ideas machistas. 

La mandataria aseguró que si bien pervive la idea de que las mujeres deben estar en casa, en realidad tienen “todo para desarrollarse” y para ello también deben generarse las condiciones sociales para lograrlo.

Machismo: un problema social e histórico 

El machismo ha sido categorizado como un problema estructural, cultural, psicológico y político. 

Desde una perspectiva sociología, el machismo es un sistema de dominación patriarcal que organiza las relaciones sociales, políticas y económicas en función del poder masculino. En este sentido, marca desigualdades entre las mujeres y personas al estar en desventaja en el acceso a educación, salud, empleo o cargos políticos.

Afecta a comunidades, dificultando el desarrollo de sociedades más justas y democráticas. A largo plazo, perpetúa ciclos de pobreza, exclusión y violencia estructural. 

Por la parte de la Psicología social, este problema impone roles tradicionales: el hombre proveedor, fuerte, racional; la mujer sumisa, emocional, cuidadora, lo cual genera conflictos internos cuando las personas no se ajustan a estas expectativas. Esto produce culpa, ansiedad o represión emocional, especialmente en hombres que se ven obligados a reprimir su vulnerabilidad.

A su vez, genera vínculos marcados por la dominación, los celos, la posesividad o el abuso. 

El machismo es un problema estructural que ha creado problemas sociales.

Violencia derivada del machismo

Uno de los grandes problemas que deriva de este fenómeno social, es la violencia, ya que impone normas sobre la maternidad y restringe la autonomía corporal, perpetuando fenómenos como los feminicidios, la violencia de género o el control reproductivo.

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Según CEPAL, en 2023 se registraron 3 mil 897 feminicidios en 27 países y territorios de Latinoamérica y el Caribe—equivalente al menos 11 mujeres asesinadas por razón de género cada día.

11 países reportaron una tasa superior a 1 feminicidio por cada 100 mil mujeres, como son países como: Honduras (7.2), República Dominicana (2.4), Brasil (1.4). Las tasas más bajas fueron en Haití (0.2), Chile (0.4), Guatemala (0.5).

Según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), en promedio se asesinan a 10 mujeres por día en México, aunque alrededor del 26 % de esos casos se investigan como feminicidio. 

Feminismo: del movimiento social a la radicalización

Ante el problema del machismo, la respuesta de las mujeres a lo largo de la historia ha sido, resistente y transformadora, aunque muchas veces silenciada.

En sociedades patriarcales antiguas como Grecia, las mujeres ejercieron influencia a través de roles “aceptados” (madres, sacerdotisas, cortesanas), como fue el caso de Aspasia de Mileto, compañera de Pericles, que desafió el rol pasivo de la mujer en la filosofía griega.

En la Edad Media, figuras como Hildegarda de Bingen usaron el misticismo para ganar autoridad en un mundo eclesiástico masculino.

Por su parte, Mary Wollstonecraft en Vindicación de los derechos de la mujer, cuestionó la “naturalización” de la inferioridad femenina, sentando bases para el feminismo moderno.

Nietzsche describió la relación entre hombres y mujeres como una lucha de voluntades de poder, donde la mujer, al no poder vencer por la fuerza, emplea tácticas de seducción, apariencia y manipulación.

Para el filósofo, esto no era una condena, sino un reconocimiento de que las mujeres reinventaron su poder en un sistema que las oprimía.

A mediados del siglo XX, Simone de Beauvoir en su obra: El segundo sexo, deconstruyó la idea de lo “femenino” como esencia biológica, mostrando que es una construcción machista, lo cual constituyó como primer paso al movimiento del feminismo. 

El feminismo ha visibilizado cómo el machismo se encuentra naturalizado en prácticas, discursos, leyes, instituciones y valores culturales. De la misma manera, ha impulsado leyes contra el acoso, la violencia de género y el feminicidio, creando una conciencia colectiva, que busca espacios de sororidad y empoderamiento, activando redes de apoyo entre mujeres y comunidades disidentes.

El movimiento feminista es una respuesta contra la violencia patriarcal.

Nueva masculinidad: ¿ser aliadxs?

La respuesta de los hombres ante el movimiento feminista ha sido variada, contradictoria y socialmente significativa. 

Muchos hombres han reaccionado al feminismo con rechazo, burla o violencia simbólica. Desde esta postura, ven el feminismo como una amenaza a su identidad masculina tradicional. Defienden el statu quo. Tal como ocurrió con el video del “Chicharito.” 

Por otro lado, algunos hombres aceptan ciertos puntos del feminismo, pero sin cuestionar sus privilegios. Lo hacen como un gesto de diplomacia o para obtener aprobación, pero sin comprometerse a cambiar actitudes machistas o revisar sus prácticas cotidianas.

A su vez, ha surgido el término del “aliado” o “aliade”, que son hombres (o personas no binarias asignadas como varón al nacer) que se identifican con los valores del feminismo y buscan acompañar la lucha desde una posición consciente, crítica y no protagónica.

El término “aliade” (forma inclusiva) o “aliadx” también visibiliza el cruce con la diversidad de género y el lenguaje no binario. Sin embargo, grupos radicales de feministas han cuestionado a estos hombres, ya que solo se nombran así para ganar aprobación o atractivo sexual, reproducen machismos encubiertos, como mansplaining o utilizan el feminismo como marca personal o estrategia de imagen pública.

Los aliades son hombres que coinciden en la lucha feminista.

¿Cómo debe de ser un hombre en la actualidad?

Hombres aliadxs buscan demostrar su compromiso con el movimiento feminista, convencidos en deconstruir el arquetipo del hombre machista, sin embargo, surgen preguntas importantes. ¿Cómo debería ser la figura de un hombre?, ¿Cuál es el papel del hombre en las sociedades modernas?, ¿Qué cualidades debe de poseer?, ¿Debe de encajar en los estándares sociales y cumplir las expectativas de lo que el género femenino espera?

En los últimos años, se han reafirmado conceptos como Macho alfa u hombres de alto valor, en el que influencers como el Temach han dotado de características y cualidades a estas figuras: enfocados, determinados, independientes, dignos, entre otros. 

En términos físicos, deben de ser fuertes, ágiles y capaces, pero ¿Qué pasa si no se cumplen con estos parámetros?, ¿El hombre pierde valor?, ¿Cuál es la importancia de la validación femenina en la formación de un hombre?, ¿Qué características debe de poseer?

De acuerdo con la corriente filosófica estoica, un hombre —o mejor dicho, un ser humano virtuoso— no se define por su género, fuerza física o dominio sobre otros, sino por su capacidad de vivir conforme a la razón, la virtud y la naturaleza.

El ideal del “hombre estoico” fue descrito como un modelo de sabiduría, autodominio y deber moral, muy diferente del estereotipo masculino tradicional que impone fuerza, poder o agresividad.

Entre sus características, destaca que debe de ser racional, vivir guiado por la razón, no por las pasiones, es dueño de sí mismo (autarquía y templanza), valiente ante el sufrimiento, modesto y humilde. 

La relación de un hombre con una mujer debe estar fundada en virtud, respeto mutuo, justicia, templanza y racionalidad. No se concibe como una relación de poder, posesión o deseo desmedido, sino como una relación entre dos seres racionales y morales que colaboran para vivir en armonía con la naturaleza y cultivar el bien.

El estoicismo es una opción para adoptar un estilo de vida racional.

Conclusión

Aunque los estoicos vivieron en una sociedad patriarcal, su pensamiento más profundo trasciende los roles de género tradicionales. Autores como Séneca, Epicteto y Marco Aurelio promovieron una idea de vínculo humano guiado por la razón y la virtud, lo que permite reinterpretar su pensamiento en el contexto contemporáneo inundado por tendencias e influencers que buscan capitalizar el debate público.

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