La historia de Cleopatra ha retomado fuerza en los últimos años. El misterio que rodea su tumba se ha convertido en un fenómeno global que ha puesto en el reflector a Kathleen Martínez, una arqueóloga dominicana que ha dedicado poco más de veinte años a responder una de las preguntas más enigmáticas del mundo antiguo: ¿dónde está la tumba de Cleopatra?
Su búsqueda no solo ha desafiado la mirada eurocentrista de la arqueología, también ha resignificado el poder femenino en la antigüedad y reivindicado el papel de las mujeres en la arqueología y la historia, luego de haber realizado descubrimientos en sitios que otros investigadores descartaron.
Kathleen Martínez, la arqueóloga que desafió la historia
Durante siglos, la historia del antiguo Egipto fue contada a través de las interpretaciones de arqueólogos occidentales desde una perspectiva eurocentrista, en las que se mostraba una sola visión cultural.
En medio de ese legado, los trabajos realizados por la arqueóloga Kathleen Martínez, implican una ruptura simbólica. Una mujer latinoamericana desafiando las estructuras de poder en un campo donde los mayores exponentes son masculinos y occidentales. Martínez no solo se encuentra en la búsqueda de la tumba de Cleopatra, también reinterpreta la historia desde otra perspectiva, cuya visión e intuición femenina fungen como herramientas de conocimiento.
Kathleen Teresa Martínez Berry, mejor conocida como Kathleen Martínez, es una abogada penalista originaria de Santo Domingo, República Dominicana, cuya fascinación por la historia de Cleopatra comenzó desde la infancia, mientras hojeaba los libros de la biblioteca privada de su padre.
Martínez ha comentado que su interés por la arqueología no siempre fue bien visto en el entorno familiar, ya que sus padres consideraban que esa disciplina no le permitiría sostenerse económicamente. No obstante, tras concluir su carrera en Derecho y ejercer durante varios años, decidió retomar su sueño con una nueva perspectiva, aplicando sus conocimientos jurídicos en la investigación histórica de Egipto. “No pienso como una arqueóloga al cien por ciento, porque mi primera formación es como abogada penalista; así que tomé a Cleopatra como un caso”, explicó en una entrevista.

¿Qué encontró Kathleen Martínez?; Pistas para encontrar a Cleopatra
Gracias a su fascinación por la historia de la reina Cleopatra, la arqueóloga Kathleen Martínez viajó en 2002 a Egipto por primera vez, sin saber que esto la llevaría a ser reconocida mundialmente por sus descubrimientos. En el 2005, se convirtió en la primera latinoamericana en recibir una licencia de excavación del Consejo Supremo de Antigüedades de Egipto, luego de haber presentado su hipótesis sobre que la tumba de Cleopatra podría estar ubicada en inmediaciones del templo de Taposiris Magna, cerca de Alejandría, en un sitio vinculado con la diosa Isis.
A lo largo de casi dos décadas de investigación, Kathleen Martínez y su equipo han realizado una serie de hallazgos que han fortalecido la posibilidad de que la tumba de Cleopatra se encuentre en este lugar.
Estos son los descubrimientos más significativos:
Campos requeridos*
- Monedas con la imagen de Cleopatra que confirman la presencia del culto a la reina en la zona.
- Figuras, amuletos y bustos asociados a la diosa Isis, divinidad con la que Cleopatra se identificaba simbólicamente.
- Tumbas talladas en roca que contenían momias cubiertas con láminas de oro, lo que sugiere que se trataba de individuos de alto rango.
- Un túnel subterráneo de más de mil 300 metros de longitud con orientación hacia el mar Mediterráneo.
- Cámaras funerarias selladas y restos de templos dedicados a Isis y Osiris.
Esto no solo le ha otorgado reconocimiento académico y mediático, sino que le ha valido algunos reconocimientos como el Premio Nacional de la Juventud, el Premio a Personalidad Cultural del Año (2011) y el título de Ministra Consejera, encargada de asuntos culturales de la Embajada Dominicana en Egipto.
Poder femenino y la reinterpretación de Cleopatra
La figura de Cleopatra VII ha sido descrita, en su mayoría, por autores masculinos —desde los cronistas romanos hasta algunos investigadores contemporáneos— que la muestran desde la mirada del ganador, aquel que ha decidido cómo y qué se cuenta de la historia.
Sin embargo, la investigación de Kathleen Martínez propone una lectura distinta. “Creo que hay más en la vida y en la muerte de la reina de lo que sugiere la leyenda”, afirma la arqueóloga, quien ofrece una interpretación más compleja y menos colonial de Cleopatra.
Parte de su trabajo también se ha centrado en eliminar la imagen occidentalizada y sexualizada de la última reina de Egipto, destacando su inteligencia política, su papel como estratega y su dominio de varios idiomas. “Los romanos nunca aceptaron que una mujer tuviera la capacidad de gobernar”, señaló Martínez en una entrevista. “Yo defiendo (sic), yo soy la abogada de Cleopatra”.
El Dr. Andrew Kinkella, ha coincidido con esta visión, al señalar que existe otra versión de la historia. Según el académico, tras la muerte de Cleopatra, y pese a las promesas de Octavio de respetar su figura, este inició una campaña de difamación, presentándola como una traidora que, al seducir a Marco Antonio, llevó a Egipto a la ruina.
Arqueología y reivindicación femenina
El caso de Kathleen Martínez no es un caso aislado, sino parte de una transformación más amplia en la arqueología contemporánea, donde las mujeres comienzan a ocupar un lugar visible en la reinterpretación del pasado.
Figuras como Colleen Darnell, egiptóloga y profesora estadounidense reconocida por su investigación sobre el arte y la vida cotidiana en el Egipto faraónico, también representan esta nueva generación de mujeres liderando proyectos y que estudian la antigüedad desde una perspectiva más inclusiva y sensible al contexto cultural. Al igual que Martínez, Darnell desafía los cánones tradicionales de una disciplina históricamente dominada por hombres, aportando una mirada que combina el rigor académico con una comprensión más humana de las civilizaciones antiguas.
A ellas se suman nombres como el de Mónica Hanna, reconocida por su defensa del patrimonio arqueológico en Egipto y por su activismo en favor de una arqueología ética y descolonizada. Estos ejemplos evidencian que la arqueología moderna ya no es solo una búsqueda de ruinas o interpretación de jeroglíficos, sino un espacio donde las mujeres reescriben la historia y cuestionan las estructuras de poder que durante siglos definieron qué historias merecían ser contadas —y quiénes podían contarlas, dando paso a una arqueología más inclusiva y diversa.

¿Quién descubrió la tumba de Cleopatra? La historia no escrita
A pesar de que la tumba de Cleopatra aún no ha sido encontrada, los avances de Martínez mantienen vigente el proyecto. Su trabajo no solo redefine la arqueología egipcia contemporánea, sino que representa el liderazgo de las mujeres latinoamericanas en la ciencia y la historia.
Hasta el momento, su investigación es considerada la más avanzada y reconocida, teniendo en cuenta también las dificultades que ha enfrentado desde sus inicios como arqueóloga. Entre ellas se incluyen los estrictos requisitos y los limitados plazos de los permisos gubernamentales para las excavaciones (generalmente de ocho semanas), la discriminación y subestimación por su condición de mujer, los retrasos ocasionados por algunas manifestaciones durante la llamada “Primavera Árabe” e, incluso, interrupciones en los trabajos provocadas por cortes de energía en la zona de excavación.
Hasta 2025, el proyecto de Kathleen Martínez en Taposiris Magna continúa activo, con excavaciones y estudios arqueológicos que siguen revelando pistas sobre Cleopatra y su ubicación final.
Más allá de la búsqueda física, Martínez ha señalado que su trabajo también tiene un valor simbólico que consiste en rescatar la memoria de Cleopatra y reinterpretar su figura desde una perspectiva más humana, además de cuestionar la veracidad de los relatos que han dominado la historia durante siglos.
Así, la pregunta “¿dónde está la tumba de Cleopatra actualmente?” no solo invita a explorar un lugar en particular, sino también a reflexionar sobre la importancia de analizar la historia con una mirada distinta.
Taposiris Magna, reinado de Cleopatra
La teoría que guía el trabajo de Kathleen Martínez parte de una interpretación histórica y simbólica del pensamiento de Cleopatra. Según la arqueóloga, la última reina del Egipto ptolemaico buscó en su muerte unir su destino al de los dioses Isis y Osiris, divinidades que representaban el amor eterno y la resurrección, razón por la cual su ubicación podría estar cerca de este templo.
Martínez propuso que, tras el suicidio de ambos —Cleopatra y Marco Antonio—, en el año 30 a.C., Cleopatra no fue enterrada en un mausoleo en Alejandría, como plantean las fuentes romanas, sino en un templo sagrado que reflejara su vínculo espiritual con Isis. Al estudiar textos antiguos que contemplaban al menos 21 templos posibles, identificó a Taposiris Magna como el lugar más probable, al tratarse de un santuario consagrado a dicha diosa.
Más tarde, su hipótesis sobre la ubicación de la tumba de Cleopatra en 2019, se vio reforzada con las primeras excavaciones en el templo y sus alrededores. El equipo descubrió monedas con el rostro de Cleopatra, bustos con rasgos helenísticos, momias nobles y finalmente un complejo sistema de túneles y cámaras funerarias que podrían haber servido como pasajes hacia la tumba principal.
Cada hallazgo pareció acercarse más a la teoría de Martínez reafirmando que Cleopatra, como última muestra de su poderío, decidió controlar incluso la forma de preservar su cuerpo, ocultándose junto a Marco Antonio en el corazón de un templo dedicado a sus principales dioses.
En total, Kathleen Martínez ha descubierto un aproximado de 2 mil 600 objetos a lo largo de dos décadas de excavaciones, de los cuales 350 fueron exhibidos en el museo del Cairo de forma temporal, para luego ser trasladados a una sala permanente dentro de la Biblioteca de Alejandría.
Conclusión
El proyecto de Kathleen Martínez demuestra que la arqueología puede ser una forma de hacer historia desafiando las narrativas establecidas y de igual forma visibilizar la contribución de las mujeres en campos históricamente dominados por hombres. Gracias a iniciativas como la suya, se ha demostrado que la arqueología con perspectiva de género también es capaz de reinterpretar el pasado desde una mirada inclusiva y femenina.

