Cuando la filosofía se vuelve poesía
Eran las 11:59 y en el teatro se sentía la emoción. “Damos primera llamada…”
Los murmullos de los jóvenes eran electricidad contenida. “Damos segunda llamada…”, las miradas buscaban el escenario, como si supieran que el siguiente minuto quedaría grabado en la memoria.
“Damos tercera llamada, disfruten el evento”.
Las luces bajaron y, sin necesidad de una señal oficial, comenzó la cuenta regresiva:
—¡Diez, nueve, ocho…!
La voz de los jóvenes se volvió coro. ¡Tres, dos, uno! Y entonces, Farid Dieck apareció. No hubo efectos de sonido ni entrada dramática, pero sí aplausos, algunos gritos. Su presencia llenó el espacio. Caminó hacia el centro, se detuvo, y el silencio se volvió expectación pura.
Quien haya vivido una conferencia de Farid Dieck sabe que no es sólo una charla: es una experiencia que te atraviesa. El público estaba a punto de comprobarlo.
Una historia que nace del absurdo
Farid abrió con un relato que partió su vida en dos: la muerte de su hermano mayor en un accidente, mientras estudiaba en el extranjero, esto en marzo de 2012.
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No fue solo una anécdota personal, fue la introducción a un concepto que marcaría toda la charla: el absurdo, ese momento en el cual perdemos el sentido, el camino: ¿por qué me pasa esto a mí? Y la respuesta que encontramos es el silencio.
“No siempre podemos controlar lo que nos pasa, pero sí lo que hacemos con ello”, dijo. Y así, comenzó un viaje narrativo donde la filosofía existencial y la experiencia personal se tejían en un mismo hilo.
Esta es una constante cuando uno se pregunta cómo es una conferencia con Farid Dieck: cada historia personal conecta con una idea universal.

La poesía como refugio y herramienta
Farid explicó que, en medio del duelo, encontró dos refugios: la filosofía y la poesía. “La poesía es la forma de decir lo indecible”, afirmó.
Lo demostró con un ejercicio simple, pero poderoso: transformar la frase “te quiero” añadiendo palabras que cambian su sentido por completo. El mensaje era claro: el significado no es fijo; cambia con cada experiencia, igual que la vida.
“Mientras haya vida, hay posibilidad de resignificar” y varios asistentes reafirmaron esta idea, algunos emocionados al sentirse identificados.
Quedaba claro que asistir a una conferencia de Farid Dieck no es escuchar sólo la teoría, sino reflexionar sobre la experiencia de la vida.
Un camino de giros inesperados
Su historia continuó: de la producción musical a proyectos sociales, de vender zapatos hechos con llantas recicladas en mercaditos de Monterrey a dar conferencias universitarias.
El punto de inflexión llegó con una invitación a Nueva York, motivada por un hombre con una enfermedad terminal que encontró consuelo en un video. Ese encuentro le reveló algo esencial: un mensaje sincero puede salvar vidas.
En este punto, cualquiera que se pregunte cómo es una conferencia con Farid Dieck puede comprender que no se trata sólo de motivar, sino de mostrar que cada paso, incluso el más pequeño, puede tener un impacto invisible, pero profundo en las personas.

El momento del poema: renuncias que liberan
Y entonces, el auditorio quedó en silencio absoluto. Farid tomó aire y comenzó a recitar:
Renuncio a aquel pasado, manejo mi hoy, mi huella no determina hacia dónde voy.
Renuncio al miedo a intentar lo que sueño, prefiero el fracaso al “hubiera” de nuevo…
Renuncio a las cosas que no puedo controlar, si de mí no depende, es mejor soltar…
Renuncio a aparentar para encajar con personas con quienes no quiero estar…
Cada verso era un golpe suave, pero certero: renunciar a lo que no suma, a lo que ata, a lo que apaga la autenticidad. Renunciar a vivir bajo expectativas ajenas, a ser prisionero de la opinión de otros, a creer las apariencias que venden las redes.
Renuncio a pedir permiso para vivir; es mi vida y nadie la vive por mí…
Renuncio a dejar de creer en mí mismo. A veces somos nuestro peor enemigo,
quizás no garantice que lo vaya a lograr, pero creer en mí me permite soñar…
No hay mejor forma de vivir que prepararse para morir,
y eso se logra llegando al final con una sonrisa mirando hacia atrás.
Este fue uno de los momentos más memorables de la conferencia. No sólo por la fuerza del poema, sino porque sintetizaba el espíritu de todo lo dicho: soltar lo que no es nuestro y caminar con propósito.
El mensaje final: seguir escribiendo cada oración de tu vida
Farid cerró con una idea que parecía una respuesta a todo lo contado: no necesitamos ver el final del camino para empezar a andar. Basta con elegir un sendero que despierte algo en nosotros, aunque sea sólo curiosidad, y dejar que las experiencias agreguen las palabras que completarán el significado con el tiempo.
Asistir a una conferencia de Farid Dieck es aceptar que el sentido no siempre se encuentra: a veces se construye paso a paso, palabra a palabra.
Conclusión
Entonces, ¿cómo es una conferencia con Farid Dieck? Es un viaje que va del dolor a la esperanza, de la filosofía a la poesía, de la renuncia como pérdida a la renuncia como liberación. Es escuchar historias que parecen ajenas y descubrir que también son nuestras.
Cuando las luces se encendieron y cada estudiante le hacía una pregunta, había algo diferente en el aire.
Tal vez era la certeza de que, aunque hoy no todo tenga sentido, cada paso que demos es una palabra más en cada oración, en cada capítulo de nuestra vida.
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