Maximiza tu productividad al estilo de Bill Gates

La concentración es la capacidad de mantener la atención en algo específico o en una actividad. La atención precede a la concentración, pues selecciona lo que considera importante.

Existen factores que pueden alterar la concentración como el exceso de trabajo, hacer una actividad repetitiva, el cansancio intelectual; un ambiente no adecuado para realizar tu trabajo o tarea y también los problemas personales.

Para concentrarte, además de poner atención, necesitas mover tus funciones cognitivas o procesos mentales que permiten llevar a cabo las tareas. Éstas son: la orientación, la memoria, las gnosias, las funciones ejecutivas, las praxias, el lenguaje, la cognición social y las habilidades visoespaciales.

Subrayamos las funciones ejecutivas, ya que éstas son actividades complejas que te ayudan a planificar, organizar, guiar, revisar, regularizar y evaluar el comportamiento para adaptarse a tu entorno y alcanzar los objetivos o metas.

Estas funciones son:

  • La memoria de trabajo que permite que gestiones la información adecuadamente.
  • La planificación que es la capacidad de generar objetivos, desarrollar planes de acción o pasos para obtenerlos y elegir los más adecuados.
  • El razonamiento que es la capacidad de comparar resultados, elaborar inferencias.
  • Flexibilidad, capacidad de generar alternativas para adaptarse a nuevos retos.
  • Inhibición que consiste en no hacer caso a la información irrelevante cuando estamos trabajando o estudiando algo.
  • Toma de decisiones que es poder elegir una forma de realizar las cosas después de analizar las opciones y sus posibles resultados.
  • Estimación temporal: capacidad de estimar cuánto tiempo puede llevar un trabajo o tarea.
  • Ejecución dual: capacidad de realizar dos tareas a la vez.
  • Branching: La capacidad de organizar diversas tareas que puedes intercalar y en qué estatus está cada tarea.

Concentrarte en la escuela o en el trabajo, es fundamental, ya que la falta de concentración y atención impactarán en tu productividad y ahora te diremos por qué.

La productividad, no sólo en una empresa, también personal, es la capacidad para aprovechar al máximo nuestro tiempo, energía y recursos.

Es la manera de hacer más en menos tiempo y con menor esfuerzo, pero sin dejar de lado la calidad y el bienestar personal.

El tiempo sigue siendo muy importante, recuerda el dicho de “el tiempo es oro”.

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William Henry Gates III es un magnate empresarial, desarrollador de software y sistemas operativos y que junto a Paul Allen, fueron fundadores de Microsoft.

En el tiempo en el cual Gates estuvo en Microsoft ocupó los puestos de presidente, director ejecutivo, jefe de software, compitiendo con Steve Jobs en el desarrollo de productos o servicios únicos.

Su fortuna se calcula en 129 mil millones de dólares y ha sido nombrado como una de las 100 personas más influyentes del siglo XX.

El día para Bill Gates comienza sin desayunar y más que tomar café, le gusta el té, según el documental Inside Bill ‘s Brain: decoding Bill Gates, además él dice que el tiempo es lo único que no se puede comprar, por lo cual en su vida diaria, llega puntual a todos lados.

En su viaje al éxito, Bill Gates cumplía con extenuantes jornadas operativas, sin embargo, años después reconoció que dedicar más horas al trabajo no implicaba ser más productivo: “Al final, tuve que relajarme cuando tuvimos un gran crecimiento económico”.

Si bien el magnate tiene varios métodos para elevar los niveles de productividad, hay una técnica que se ha hecho muy famosa: Trabajo profundo (Deep work), que consiste en aprovechar las horas en las que tu cerebro está más receptivo para realizar las tareas más difíciles que tengas y hacerlas sin interrupciones.

Es un estado de máxima concentración que te permite obtener más conocimientos complejos, producir trabajos de calidad y aumentar la productividad. Este término lo creó Cal Newport, quien es profesor de Ciencias de la Computación en Georgetown University y autor del libro Enfócate. Consejos para alcanzar el éxito en un mundo disperso.

Esta técnica le hace la vida “más fácil” al cerebro, ya que no todas las tareas exigen el mismo esfuerzo. Aquí te decimos:

  • Es importante que te olvides de todos los distractores como el celular, las redes sociales, el correo electrónico, los mensajes de texto, música, todo aquello que te quite la atención en lo que estás haciendo.
  • Identifica qué momento del día es el más adecuado para ti: en las mañanas, tardes o noches. Hay quienes en las primeras horas del día se sienten supermotivados, pero otras personas pueden encontrar el momento perfecto en la noche o a mediodía. La idea es que tu cerebro esté descansado y receptivo para hacer las tareas que requieran más atención y concentración.
  • Ahora que ya que sabes cuál es tu mejor hora, haz una lista de las tareas que sean más complicadas y evita hacer varias cosas a la vez.
  • En este momento es cuando debes concentrarte en una sola actividad. Trabaja 60 o 90 minutos de esta forma.
  • El siguiente paso, es trabajar en esta actividad no más de cuatro horas y tener descansos de unos cinco minutos pero debes evitar ver tus redes sociales, o aventarte un maratón de Netflix, sólo deja a tu cerebro descansar, estírate, camina un poco, así le das la oportunidad a tus redes neuronales asimilar la información de lo que estás haciendo.

Bill Gates ha preferido este método de organización en su día a día: dos veces al año, él se aísla completamente una semana en su cabaña en el bosque. A esto lo denomina “semanas para pensar”.

Gates se olvida de la conexión a internet y centra toda su atención en leer libros, sobre todo, para aprender e investigar acerca de temas que tengan que ver con sus proyectos para la Fundación Bill y Melinda Gates.

Como puedes leer, Bill Gates no toma ese tiempo para vacacionar, al contrario, son siete días en los cuales trabaja 122 horas, con estos cinco minutos de receso en los cuales sólo camina o no hace nada, con la finalidad de que el cerebro descanse y asimile lo trabajado.

Esta técnica es efectiva porque ayuda a evitar las distracciones y activa las conexiones cerebrales, pues puedes aprender más rápido cuando te concentras por lo que vas reconfigurando tu cerebro, así tus trabajos o proyectos son de mejor calidad y elaborados en un tiempo menor.

Además, el trabajo profundo te brinda satisfacción y calidad de vida al terminar tus tareas en tiempo y forma, de una manera en la que hay fluidez en el proceso de tu trabajo.

  • Haz un cronograma personal tomando en cuenta la filosofía rítmica: trabaja en bloques de una a cuatro horas, aproximadamente, en los que te concentrarás. Un ejemplo: si ya identificaste que tus mejores horas de atención son en la tarde, reserva un bloque de tres a seis de la tarde, para concentrarte todos los días y así formarás un hábito.
  • Haz tu propio ritual de concentración. Esto es importante, pues con ello, puedes disparar tu concentración.
    2.1. Encuentra el lugar adecuado para trabajar, te puede inspirar que tu escritorio esté limpio. Ten al alcance los recursos disponibles para laborar, y retira los que puedan distraerte como tu celular. Desactiva las notificaciones, los banners y sonidos.
  • Ten prioridades para que al trabajar profundamente sólo te concentres en lo verdaderamente importante, de esa forma evitas trabajar en varias cosas a la vez.
  • Realiza una lista de tus actividades para identificar cuáles necesitan concentración profunda y qué otras son trabajo superficial o más repetitivo.
  • Analiza las reuniones en las que participas para darles también una calificación de la más importante a la menos, y cuánto tiempo puedes concentrarte en cada sesión.
  • Organiza tu día: Puedes dedicar un bloque de tiempo en el cual sólo sea para trabajo profundo y otro bloque para las tareas más sencillas, de esa manera, optimizas tu día.

Adoptar el enfoque de Bill Gates hacia la productividad y el trabajo profundo (Deep Work) puede parecer desafiante al principio, pero los beneficios son muchos.

Al cultivar la disciplina para enfocarte intensamente en las tareas más importantes, no sólo aumentas tu eficiencia, también mejoras la calidad de tu trabajo.

Recuerda, la clave del éxito no radica en trabajar más horas, sino hacerlo de manera más inteligente y con un propósito claro.

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