Diferencias entre habilidades y competencias: indispensables para tu carrera profesional

Conocer las diferencias entre habilidades y competencias es importante para que identifiques cuáles son tus fortalezas y debilidades. Con base en ello, podrás aumentar tu potencial.

Las distinciones entre habilidades y competencias se reconocen sobre todo en el ámbito de Recursos Humanos, ya que estos conceptos son relevantes para los empleadores para asegurar un crecimiento efectivo dentro de la organización.

¿Qué distingue realmente a una habilidad de una competencia? ¿Y cómo afecta esto al éxito en el trabajo? ¿Cómo puedes incrementarlas?, a continuación te damos la respuesta con detalles.

Las habilidades se refieren a capacidades específicas y técnicas que una persona adquiere mediante la educación, la formación o la práctica. Estas pueden ser habilidades duras, como el manejo de herramientas o software, o habilidades blandas, como la comunicación efectiva o el trabajo en equipo.

Las habilidades se pueden medir directamente a través de pruebas o demostraciones concretas.

Por otro lado, las competencias son un conjunto más amplio que combina habilidades con conocimientos, actitudes y comportamientos que permiten a una persona desempeñarse eficazmente en un contexto específico.

Las competencias abarcan no solo lo que una persona sabe hacer, sino cómo lo hace. Son más difíciles de medir, ya que implican una evaluación del desempeño y del comportamiento en el entorno laboral.

Son como las herramientas en una caja de herramientas: cada una tiene un propósito específico y puede ser aprendida y perfeccionada con la práctica.

A continuación, enlistamos una serie de habilidades que las áreas de Recursos Humanos solicitan al momento de buscar candidatos idóneos:

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  • Hablar inglés en un nivel medio-experto.
  • Crear tablas dinámicas en Excel (operación de un software en específico).
  • Aplicar normas o estándares internacionales como ISO 9001 o 14000.

Las competencias son como la maestría en el uso de esas herramientas, considerando el contexto y el objetivo final.
A continuación, algunos ejemplos más comunes:

  • Trabajo en equipo, lo que implica capacidad colaborativa y empatía.
  • Liderazgo, se refiere al nivel de influencia sobre una persona o grupo.
  • Adaptabilidad. Es el proceso que tienen las personas para ajustarse a los cambios que pueda encontrarse en el trabajo.
Habilidades y competencias: claves para el éxito profesional.

En el ámbito de los Recursos Humanos, es clave distinguir entre habilidades y competencias, ya que ambos conceptos son fundamentales para gestionar el talento en las organizaciones. Aunque están relacionados, su enfoque y aplicación en el entorno laboral difieren.

Referente a las habilidades, estas se pueden abarcar capacidades técnicas o específicas que un empleado adquiere a través de la formación, el aprendizaje o la práctica. A su vez, estas pueden clasificarse de la siguiente manera:

Relacionadas con aspectos técnicos o conocimientos específicos, como saber usar un software, manejar una máquina o realizar análisis financieros.

Se refieren a aspectos interpersonales, como la comunicación efectiva, el trabajo en equipo o la empatía.

En la actualidad, las empresas y organizaciones buscan habilidades digitales. Paradójicamente, son las que se perciben como las más difíciles de identificar en sectores (finanzas, construcción, logística y diseño).

De la misma forma, los reclutadores que buscan personal para puestos directivos, reconocen que las habilidades blandas, también conocidas como soft skills, son primordiales a la hora de tomar una decisión.

En lo que respecta a las competencias, las empresas buscan habilidades, actitudes, comportamientos y conocimientos que una persona necesita para desempeñar un puesto de manera exitosa. No solo implican lo que sabe hacer una persona, sino también cómo lo aplica en situaciones reales y bajo diferentes contextos.

Las competencias duras en Recursos Humanos incluyen aspectos como: Habilidades técnicas, actitudes, valores y comportamientos.

Por otro lado, las competencias laborales abarcan competencias cognitivas, emocionales, organizativas y de liderazgo.

Los expertos coinciden en realizar un proceso estructurado para identificar habilidades y competencias, como se muestra a continuación:

Es importante revisar las descripciones de trabajo, identificando las competencias técnicas y blandas necesarias para el puesto.

Estas ayudan a medir el rendimiento de los empleados frente a las competencias clave del rol.

Las entrevistas basadas en competencias permiten evaluar cómo los candidatos han utilizado habilidades específicas en situaciones pasadas.

Ayudan a medir competencias cognitivas y técnicas, así como rasgos de personalidad que influyen en el comportamiento en el trabajo.

Este enfoque permite obtener una visión integral de las habilidades y competencias del empleado desde diferentes perspectivas.

Los programas de desarrollo permiten no solo identificar habilidades actuales, sino también las potenciales al ver cómo el empleado responde a la capacitación.

Identificar competencias que estén alineadas con la misión, visión y valores de la empresa, como el trabajo colaborativo, la innovación o la orientación a resultados.

Las habilidades duras son conocimientos técnicos que sirven para puestos de todos los niveles.

Para aumentar las habilidades y competencias en un equipo de trabajo, se recomienda aplicar estrategias integrales que aborden tanto el desarrollo técnico como el emocional de los colaboradores. Aquí algunas recomendaciones:

Las capacitaciones deben estar alineadas con las necesidades actuales y futuras de la empresa.

Los programas de coaching pueden ayudar a los empleados a identificar sus puntos fuertes y áreas de mejora.

Crear un entorno donde los empleados se sientan cómodos, experimentando y proponiendo nuevas ideas.

Promover la colaboración entre diferentes departamentos para que los empleados puedan aprender de otras áreas y adquirir una visión más integral de la organización.

Incentivar una comunicación abierta donde se compartan aprendizajes, éxitos y fracasos. Esto fomenta una cultura de mejora continua.

En el mundo laboral, las habilidades y competencias son fundamentales para el desarrollo profesional. Tanto empleadores como colaboradores deben tener claro cuáles son sus áreas de oportunidad y mejorarlas.

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