La Sustancia: ¿Hasta dónde llegarías para ser siempre joven?

La Sustancia es una película que explora el temor a la vejez y la obsesión por la juventud eterna a través de la narrativa del subgénero body horror.

En este análisis psicológico, examinamos cómo el deseo de mantenerse siempre joven conlleva tomar decisiones irreversibles.

La película The Substance, en inglés, de la directora francesa, Coralie Fargeat, ofrece una mirada muy perturbadora sobre la obsesión por conservar la juventud, a través del body horror (que es un subgénero del cine de terror) que no dejará indiferente a quien vea esta película… Te lo aseguramos.

Ten cuidado con lo que deseas…

ADVERTENCIA: Spoilers.

La Sustancia: Estilo visual y narrativo de Coralie Fargeat

Coralie Fargeat es una directora francesa que creció con las películas de horror, y a los 16 años tenía claro que quería crear cintas como sus directores favoritos, David Cronenberg y John Carpenter.

Ella ganó notoriedad por su película Revenge, pero en La Sustancia reafirma los temas que le interesan en un estilo que mezcla lo grotesco con lo introspectivo. Existen películas que no son distantes de la realidad.

Visualmente, la película se caracteriza por imágenes que logran “shockear” al público, pues juegan con hacer una revisión minuciosa del cuerpo humano.

Los efectos especiales y el maquillaje contribuyen al impacto visual de las transformaciones que sufre la protagonista, acentuando la repulsión mediante el body horror.

Narrativamente, Fargeat utiliza un enfoque lento, pero preciso, duro. Desmenuza la psique de su protagonista al mismo tiempo que su cuerpo comienza a descomponerse.

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A través de este proceso, la directora plantea preguntas muy incómodas sobre los límites que las personas están dispuestas a cruzar para evitar envejecer.

La obsesión por la belleza

La Sustancia nos sumerge en un mundo donde la obsesión por la juventud y la belleza se convierte, literalmente, en una pesadilla.

Protagonizada por Demi Moore, Sarah Margaret Qualley y Dennis Quaid, la película nos presenta a Elisabeth Sparkle, una actriz y entrenadora fitness, que muchos años fue la estrella de un programa matutino, hasta que, un día, es despedida, pues ya es demasiado “vieja”.

Un accidente la pone en contacto con alguien que le da una misteriosa información acerca de una sustancia. Elisabeth no le da importancia, hasta que la ansiedad por detener los efectos del paso del tiempo, la lleva a conseguir y administrarse esa sustancia rejuvenecedora.

Sin embargo, los efectos van más allá de lo que ella podrá imaginar, alterando no solo su apariencia física, sino su percepción y el valor de sí misma.

La película combina el body horror y el cuestionamiento sobre las presiones de la belleza en una sociedad obsesionada con ser joven para siempre. Elisabeth, en un punto de quiebre, buscará revertir el efecto de la sustancia y el terror se desarrollará tanto en su transformación física como en su colapso psicológico.

Los temas psicológicos en La Sustancia

El miedo a envejecer y su impacto en la psique

Uno de los temas centrales es el miedo a la vejez, una preocupación muy arraigada. En la película, se manifiesta a través de la obsesión de Elisabeth, la protagonista, por mantenerse joven.

Después de cumplir 50 años, Elisabeth es despedida del programa televisivo que ella conducía. Con esto, piensa que ya perdió su atractivo, su valor.

Este miedo a la decadencia física y a la irrelevancia social no es un fenómeno nuevo; lo vemos representado en la literatura clásica, como en El Retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde.

Ahí, el protagonista hace un pacto para conservar su apariencia joven, mientras su retrato envejece por él. En La Sustancia, se sigue la misma lógica: la lucha contra lo inevitable, a cualquier precio.

Presiones culturales sobre la juventud y la belleza

El miedo en Elisabeth no surge solo porque sí: está alimentado por una sociedad que impone estándares de belleza y juventud inalcanzables.

En el mundo real, éstos se reflejan en el alza de procedimientos estéticos y en la presión por parecer siempre joven, bella o bello.

Las redes sociales, la moda y el cine perpetúan estos ideales, lo que lleva a muchas personas, especialmente mujeres, a considerar la intervención médica o cosmética.

Al igual que en El Retrato de Dorian Gray, donde el personaje de Dorian sacrifica su ética y moral por la juventud, Elisabeth sacrifica su bienestar y su identidad en su búsqueda por evitar la vejez.

En ambos casos, el resultado es una desconexión con la propia humanidad, y el cuerpo se convierte en un campo de batalla por la perfección.

El body horror como metáfora de la alteración antinatural

El body horror es un subgénero del cine de terror que se caracteriza por la representación gráfica y perturbadora de la transformación física del cuerpo humano.

A menudo, estas transformaciones reflejan el miedo a la enfermedad, la decadencia o la pérdida de control sobre uno mismo, convirtiendo el cuerpo en el principal vehículo del horror.

En cintas como La Mosca (David Cronenberg), gran referente del body horror, el cuerpo se desintegra, se funde con otras formas o se convierte en una grotesca versión de sí mismo, generando una respuesta impactante en el espectador.

Cómo se explica el body horror en La Sustancia

En la película que estamos analizando, la sustancia tiene la promesa de darle a Elisabeth una versión de ella misma, pero mejorada, joven y radiante. Sin embargo, hay instrucciones precisas que la protagonista debe seguir.

Hay un suero activador, de un solo uso, y otro que es de mantenimiento o estabilizador. Un fallo en su uso y habrá consecuencias. Además, con un recordatorio que debemos tomar en cuenta: Ambas, la versión y Elisabeth, siguen siendo una misma.

Así, Elisabeth se inyecta la sustancia y “nace” su nueva versión: Sue. Las instrucciones mencionan que unos días será Elisabeth la que esté activa, y otros, Sue, con la responsabilidad de alimentar una a la otra.

A medida que Sue prueba todo lo que puede obtener con su belleza, Elisabeth comienza a experimentar los efectos secundarios: su cuerpo se deforma y se descompone de manera grotesca.

Este es un recordatorio visual de que los intentos por desafiar las leyes naturales suelen tener resultados desastrosos.

Desde una perspectiva psicológica, el body horror sirve para alterar la fantasía de la eterna juventud al mostrar el lado oscuro de la transformación corporal.

Pérdida de autonomía corporal: Conexiones con Frankenstein y La Mosca

Este tema recuerda a clásicos del horror como Frankenstein de Mary Shelley y La Mosca de David Cronenberg, donde los protagonistas también pierden el control sobre sus cuerpos debido a la ciencia o a la intervención antinatural.

En la película Frankenstein, el monstruo es el resultado de un intento fallido de jugar a ser dios, y su cuerpo grotesco es un recordatorio constante de las consecuencias de cruzar los límites de lo natural.

El científico Seth Brundle, protagonista de la película La Mosca, experimenta una desintegración física cuando intenta fusionarse con una mosca, lo que lo lleva a una espiral de horror corporal.

En La Sustancia, la pérdida de autonomía corporal de Elisabeth no es tan distinta: sus esfuerzos por mejorar su apariencia resultan en una transformación fuera de control, llevándola al borde de la locura.

El body horror aquí se convierte en una advertencia sobre los peligros de someter el cuerpo a intervenciones antinaturales con fines superficiales.

La dismorfia corporal es una enfermedad que necesita tratarse de manera profesional.

Elisabeth y la dismorfia corporal: El ataque de ira y el efecto de la sustancia

La escena del espejo en La Sustancia no solo refleja el conflicto entre la percepción que tiene Elisabeth de sí misma y la realidad de su cuerpo, sino que también señala el inicio de su desintegración física.

A medida que el efecto de la sustancia comienza a manifestarse de manera más agresiva, Elisabeth se ve incapaz de enfrentar la realidad de su envejecimiento.

Esto desencadena un ataque de ira autodestructiva: este momento marca el clímax del conflicto interno entre lo que ella quiere ser y lo que su cuerpo le permite ser.

Sue y Elisabeth: La misma persona atrapada en dos versiones

La relación entre Sue y Elisabeth en La Sustancia es un claro ejemplo de dualidad psicológica, donde ambas versiones de la misma persona están atrapadas en una batalla por el control.

A medida que la película avanza, Sue es la versión idealizada de lo que Elisabeth deseaba ser: joven, bella y perfecta.

Sin embargo, a medida que Elisabeth se deteriora, Sue sigue siendo una versión distorsionada de ella misma, lo que plantea una cuestión ética importante: ¿hasta qué punto Sue es una persona separada, y cuánto de Elisabeth sigue existiendo en ella?

Este conflicto se puede interpretar como una lucha entre el yo ideal y el yo real. Elisabeth, en su deseo de mantenerse joven, ha creado una versión de sí misma que no es auténtica. Una que existe solo a través del uso de la sustancia.

Psicológicamente, refleja el conflicto de mucha gente cuando intenta alcanzar estándares de belleza irreales: la creación de una versión de uno mismo que no es sostenible en el tiempo.

La película La Sustancia muestra la lucha entre el yo ideal y el yo real.

El drenaje de la juventud y el estado de vejez irreversible

Al no seguir las instrucciones, Sue drena a Elisabeth. Este proceso revela el costo final de su obsesión. Este acto refleja el conflicto ético de la película: ¿es justo sacrificar a una versión de uno mismo por el deseo de mantenerse joven?

Esta pregunta resuena a lo largo del filme, ya que Elisabeth y Sue son la misma persona, pero Elisabeth está dispuesta a destruir su versión joven para prolongar su propia vida, pero en un cuerpo decadente.

Este drenaje de juventud es un tema recurrente en la literatura y el cine, donde el sacrificio de una vida por otra plantea dilemas morales.

El costo psicológico de los estándares de belleza sociales

La película también toca el costo psicológico de intentar alcanzar los estándares de belleza que impone la sociedad.

A medida que Elisabeth ve cómo su cuerpo se deforma tras usar la sustancia, su estabilidad mental se deteriora. La presión por parecer joven y perfecta le cuesta su paz mental y, finalmente, su identidad.

Esto refleja lo que muchas personas experimentan en la vida real cuando buscan soluciones rápidas para verse mejor o más jóvenes.

El descontento constante con la propia apariencia puede llevar a un ciclo de frustración, insatisfacción y baja autoestima. Efectos psicológicos que son cada vez más comunes en nuestra cultura obsesionada con la imagen.

Elisasue: La hipergrotesca culminación

En el momento más impactante de La Sustancia, aparece una versión más, que borra cualquier distinción entre lo humano y lo grotesco. Es el resultado de cruzar los límites para conseguir la juventud.

Psicológicamente, Elisasue simboliza la pérdida total de identidad: no es ni joven, ni vieja, ni humana, ni monstruo. Es una mezcla caótica de todas esas identidades.

Su forma grotesca subraya el tema central de la película: traspasar todos los límites, con lo que esto conlleve, para desafiar el paso natural del tiempo.

Bonus: Un guiño a algunas referencias cinematográficas

Uno de los directores más influyentes en el desarrollo del body horror es David Cronenberg, cuyas películas como La Mosca y Videodrome sentaron las bases para el subgénero.

El enfoque de Cronenberg combina una fascinación por la biología y la tecnología con una representación cruda de la descomposición física y mental de sus personajes.

En La Mosca, por ejemplo, vemos cómo el protagonista sufre una metamorfosis grotesca que refleja su desesperación por superar los límites del cuerpo humano.

La corrupción de la belleza: Conexión con Carrie

La idea de la corrupción de la belleza en La Sustancia tiene ecos en el clásico de horror Carrie de Brian De Palma. En ambas películas, las protagonistas luchan con las presiones sociales, lo que termina en un desmoronamiento físico y psicológico.

En el caso de Carrie, su despertar sobrenatural y su venganza final simbolizan la explosión de la ira contenida por años de humillación y represión.

El Resplandor y su influencia en el lenguaje visual de la película

Otro homenaje claro en The Substance es al clásico El Resplandor de Stanley Kubrick, especialmente en las escenas de los pasillos de la televisora.

En La Sustancia, éstos reflejan la creciente alucinación de Elisabeth a medida que pierde contacto con la realidad y se sumerge más profundamente en el horror corporal.

Las fotografías de Elisabeth en los pasillos también sirven como referencia a las icónicas imágenes de los ocupantes del Hotel Overlook en El Resplandor

En la película de Kubrick, las fotografías son una prueba de la presencia sobrenatural del hotel, mientras que en La Sustancia, las fotos de Elisabeth reflejan su antigua belleza, todo lo que ha perdido.

Cuando estas imágenes son removidas, esto simboliza el rechazo de su versión idealizada de juventud y la aceptación de su nueva y monstruosa realidad.

Conclusión: La insoportable incomodidad de La Sustancia

La aparición de Elisasue provoca una reacción repulsiva tanto en los personajes de la película como en la audiencia, traspasando la pantalla.

Desde un punto de vista psicológico, esta reacción de incomodidad extrema se debe al fenómeno de disonancia cognitiva: ver un cuerpo que no encaja con nuestras expectativas de lo que debería ser una persona.

El horror que genera es el resultado de la inversión total de los ideales de belleza. La incomodidad que siente la audiencia, está relacionada con el concepto de lo siniestro (unheimlich), un término que el psicoanalista Sigmund Freud utilizó para describir la inquietante sensación que se produce cuando algo familiar se vuelve extraño, distorsionado y ajeno.

Este tipo de respuesta emocional es típico del género del horror corporal, donde los límites entre lo humano y lo monstruoso se desdibujan.

La película juega con los miedos existenciales que tenemos sobre nuestro propio cuerpo: su fragilidad, su susceptibilidad a la enfermedad y su eventual decadencia.

Al mostrar una versión monstruosa y desintegrada de la juventud, La Sustancia logra evocar un sentimiento profundo de rechazo, obligando a los espectadores a confrontar sus propios miedos sobre el envejecimiento y la transformación física. ¿Te animas a verla?

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