Dominar el autocontrol emocional; una gran ventaja en la vida

El autocontrol emocional es la habilidad consciente para gestionar, redirigir y expresar nuestras emociones de forma adaptativa. Implica responder de manera consciente y lógica en lugar de reaccionar impulsivamente y trae muchos beneficios.

¿Qué pasa si pierdo el autocontrol emocional

Perder el autocontrol emocional incluso en la era de las cavernas era un error. Para nuestros ancestros, la supervivencia dependía de la cooperación en grupos. Un individuo que no podía controlar su agresividad, su impulso de acaparar recursos o sus celos ponía en riesgo la cohesión del grupo y, por ende, su propia supervivencia. 

Durante la era Paleolítica, las emociones como el miedo, la ira o la euforia tenían una función adaptativa muy directa: huir de depredadores, defenderse, atacar o proteger el grupo. 

Sin embargo, con el surgimiento de la agricultura y el sedentarismo en el Neolítico (aprox. 10 mil a.C.), las dinámicas sociales se volvieron más complejas. Ya no bastaba con reaccionar de manera impulsiva: para cooperar, repartir recursos, cuidar de las cosechas y resolver conflictos, fue necesario regular las emociones.

¿Cómo ha evolucionado este concepto?

Con la revolución agrícola y la conformación de Estados, la densidad de población aumentó drásticamente. Aparecieron estructuras sociales con reyes, sacerdotes, soldados y campesinos. Para mantener el orden en una sociedad anónima, se desarrollaron códigos legales (como el Código de Hammurabi). El autocontrol dejó de ser solo una cuestión interpersonal para convertirse en una obligación cívica. La incapacidad de controlar los impulsos (robar, agredir) no solo enfadaba a un compañero de tribu, sino que conllevaba castigos legales severos de una autoridad abstracta.

En este contexto, se dice que en las primeras civilizaciones como Mesopotamia, Egipto, China, Grecia, el autocontrol emocional se integró en los códigos morales y filosóficos.

Corrientes filosóficas y el autocontrol emocional 

Escuelas ideológicas como el estoicismo, con figuras como Séneca, Epicteto y Marco Aurelio y, en menor medida, el epicureísmo, colocaron el dominio de las pasiones (apatheia en los estoicos) en el centro de la vida virtuosa y la búsqueda de la felicidad (eudaimonia). Para ellos, las emociones descontroladas eran juicios erróneos sobre el mundo que nos hacían infelices y dependientes de lo externo.

De la misma manera, este tema fue analizado por filósofos como Sócrates, quien popularizó la frase: “Conócete a ti mismo” con lo que promovía la introspección que incluía la observación y el gobierno de las propias emociones. La persona ideal no era la que seguía sus impulsos, sino la que usaba la razón (logos) para gobernarlos.

¿Cómo se entiende el autocontrol emocional en la actualidad?

Actualmente, el autocontrol emocional se entiende como la capacidad de reconocer, regular y expresar las emociones de forma consciente y adaptativa. Su principal objetivo es gestionar la intensidad y la forma de respuesta para que las emociones jueguen a nuestro favor en lugar de controlarnos.

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¿Qué es el autocontrol emocional?, una manera de expresar nuestros sentimientos.

¿Qué es?

Se define como la habilidad para manejar la intensidad y la expresión de la emoción de manera adaptativa. Es la diferencia entre sentir ira y decidir cómo y cuándo expresarla de forma constructiva, en lugar de tener un arrebato o guardársela para siempre.

Su principal característica es que es un proceso, no un estado fijo, ya que ejerce con mayor o menor éxito en diferentes contextos. Una persona puede tener un gran autocontrol en el trabajo, pero menos en su vida familiar, o viceversa. 

Su relación con la Neurociencia y Psicología

La Neurociencia ha identificado que el autocontrol emocional es el resultado de un “tira y afloja” entre sistemas cerebrales, como el límbico (Amígdala), responsable de las respuestas emocionales rápidas e impulsivas (como el miedo o la ira).

También actúa la corteza prefrontal como el “director de orquesta”, regulando, inhibiendo impulsos y permitiendo la toma de decisiones racionales.

El autocontrol efectivo implica una fuerte comunicación donde la corteza prefrontal modula la actividad del sistema límbico.

Por otro lado, el estudio del autocontrol emocional se aborda desde Psicología Cognitivo-Conductual en la que entiende como la habilidad para modificar los pensamientos automáticos (cogniciones) que desencadenan respuestas emocionales desadaptativas. Se entrenan técnicas como la reevaluación cognitiva (cambiar la interpretación de una situación) o la solución de problemas para gestionar las emociones de forma más efectiva.

Desde la Psicología del desarrollo se desarrolla esta capacidad desde la infancia. La teoría del “apego seguro” de Bowlby, por ejemplo, postula que los niños que reciben una regulación emocional consistente por parte de sus cuidadores, internalizan esa capacidad y desarrollan un mejor autocontrol propio.

De la misma manera, la Psicología social, examina cómo el autocontrol influye en fenómenos sociales como la persuasión, la conformidad o la agresión. También estudia cómo el agotamiento de esta capacidad puede llevar a tomar decisiones pobres en contextos sociales.

¿Cómo controlar las emociones?

Técnicas de autocontrol emocional para adolescentes 

“Name it to Tame it” (nómbralo para domarlo)

Se sugiere identificar y nombrar con precisión sus emociones (ej.: “Estoy sintiendo una frustración intensa” en lugar de “Estoy fatal”). Este simple acto activa la corteza prefrontal y reduce la intensidad de la amígdala, facilitando el control.

Técnica de la “pausa de la respiración”

Desde el conductismo, se enseña a hacer una pausa consciente de 60 segundos (inhalar 4 segundos, exhalar 6 segundos) ante un pico de emociones (como antes de enviar un mensaje airado). Rompe el ciclo de la reacción impulsiva y da tiempo al cerebro para “cambiar de marcha”.

Reformula pensamientos catastróficos

La TCC ayuda a desafiar pensamientos como “esto es lo peor que me podría pasar” o “todo el mundo se está riendo de mí”. Se les pide que busquen evidencias a favor y en contra, generando una interpretación más realista y menos emocionalmente cargada.

“Kit de primeros auxilios emocionales”

Desde la psicología humanista, se sugiere crear una lista personalizada de actividades que ayuden a calmarse (escuchar una canción específica, dibujar, hablar con un amigo, salir a correr). 

Practicar la comunicación asertiva “yo”

Desde la psicología social, se entrena la fórmula de expresar con la mayor claridad posible lo que sucede con las emociones y pensamientos. Esto fomenta la expresión emocional sin acusaciones, mejorando la resolución de conflictos con padres y pares.

 La Psicología ofrece diversas técnicas de autorregulación emocional.

Técnicas para personas con ansiedad 

Exposición gradual 

En lugar de evitar las situaciones que generan ansiedad, se crea una “jerarquía del miedo” y se enfrentan de manera progresiva y controlada. Esto le enseña al cerebro que la amenaza no es real o es manejable.

Anclaje en el presente (Grounding 5-4-3-2-1)

Técnica de mindfulness muy efectiva para ataques de pánico o ansiedad aguda. La persona debe identificar y nombrar: 5 cosas que puede ver, 4 que puede tocar, 3 que puede oír, 2 que puede oler y 1 que puede saborear. Esto “ancla” la atención en el presente y aleja los pensamientos catastróficos.

Aceptación radical 

En lugar de “tengo que calmarme ya”, se practica la aceptación: “Estoy sintiendo ansiedad. Es una sensación desagradable, pero no es peligrosa. Puedo dejar que esté aquí mientras continúo con lo que es importante para mí”.

Los ejercicios para controlar las emociones implican enfoque mindfulness.

Consejos para adultos 

Autoobservación sin juicio 

Incorporar breves prácticas de mindfulness en la rutina (3 minutos al despertar, durante la ducha, al lavarse los dientes). Se trata de observar los pensamientos y emociones como “nubes que pasan”, sin aferrarse a ellos, cultivando una mayor ecuanimidad.

Delimitar límites saludables 

Aprender a decir “no” de manera asertiva es una forma poderosa de autocontrol. Proteger el tiempo y la energía emocional previene el resentimiento, el estrés y el “quemazón” (burnout), que son grandes enemigos del equilibrio emocional.

Reevaluación cognitiva en el entorno laboral

Cambiar el pensamiento “Este proyecto es una carga insoportable” por “Este proyecto es un desafío que me permite demostrar mis habilidades”. Cambiar la percepción de “amenaza” a “desafío” modula la respuesta de ansiedad.

Cultivar emociones positivas 

Según la teoría de la “Ampliación y Construcción” de Barbara Fredrickson, experimentar emociones positivas (gratitud, alegría, interés) amplía nuestro repertorio de pensamiento y construye recursos psicológicos duraderos que actúan como un “colchón” ante el estrés.

Hábitos de autocuidado no negociables

El autocontrol emocional depende de un estado físico basal. Dormir 7-8 horas, hacer ejercicio regularmente y una alimentación equilibrada es la base biológica para que el cerebro pueda regular las emociones de forma efectiva. 

Conclusión 

El autocontrol emocional es una capacidad esencial que ha acompañado al ser humano desde sus orígenes. De acuerdo con la Psicología: no se trata de reprimir lo que sentimos, sino de aprender a reconocer, gestionar y expresar las emociones de manera saludable y adaptativa. 

Además, corrientes filosóficas como el estoicismo nos recuerdan que no podemos controlar lo que ocurre fuera de nosotros, pero sí la manera en que respondemos, convirtiendo el autocontrol emocional en un camino hacia la libertad interior y la resiliencia.

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